domingo, 2 de febrero de 2014

La casita en el bosque

"Fui a los bosques porque deseaba vivir deliberadamente, quería vivir profundamente y extraer toda la esencia de la vida. Dejar de lado todo lo que no fuera la vida, para no descubrir en el momento de la muerte, que no había vivido."
H. D. Thoreau, Walden o La Vida en los Bosques


Los  eucaliptos robusta que planté hace 10 años,
ramitas endebles en tierra arenosa, que el viento doblaba en forma de uñas
y para contenerlas hubo que hacerles un frente de acacias;
son hoy un señor bosque. En su fantasía de ser indígena puro; 
espinillos, canelones y coronillas,
especies que demoran siglos en vez de años,
se adaptó al los tiempos y supo amalgamarse al paisaje criollo.

Hay quién va al bosque solo a cortar leña para el fuego, dicen que dijo Tolstoy,
y hoy su metáfora suena algo obvia;
y sin embargo.
En el crujir de los palitos y hojas secas, 
siempre espero el espíritu de mi abuela irlandesa
por quién me nombraron,
 y susurrar con ella 
TREAD lightly, she is near
 
    Under the snow,
 
Speak gently, she can hear
 
    The daisies grow

Pájaros machos "pica palos",
tomaron la madera de la casita como tambor,
picar con brío es su modo de marcar territorio
y seducir hembras.
Mi casita ha sufrido sus embates a punto de parecerse a un colador,
he debido recurrir a una red para sugerirles que elijan otro territorio de seducción.



Aquelarres: reuniones nocturna de brujas y brujos
 en los bosques,
protegidos por la intimidad de su refugio frondoso
y por su negrura, puerta a la magia.
Tantos fueron arrojados al fuego, reos
de participar en aquellos bailes místicos,
y sin embargo,
solo han dejado las actas acusatorias.
Puerta de viejero con vitrales,
Estética de la luz,
que busca lo Divino desde
lo profano, temporal, efímero.
Búsqueda de la belleza de signo trascendente,
Hágase la luz,
Puesto que
La belleza no está en su forma sino en su resplandor.



Café, mate, agua, sándwich y galletitas 
vista al campo a través de las acacias,
momentos que uno se pellizca
con culpa y piensa: en otra vida, seré cucaracha.
Obra de arte de mi hermana
Rosario Arteta,
Rosa,
Loly, ruloli,
tan querida.


Regalo de mi hija Olivia,
Conocedora de mi atracción por Frida,
quien se pintaba a sí misma, porque era a quien mejor conocía.
Quién trataba de ahogar sus dolores,
sin embargo ellos aprendieron a nadar.
Quién sabía que amurallar el propio sufrimiento,
 es arriesgarse a que lo devore a uno desde dentro.
Y,
«¿Qué haría ella sin lo absurdo y lo fugaz?».


regalo de mi madre a la casita,
se lo regaló su madre, mi abuela irlandesa, cuando yo nací. En mi imaginación, guarda el Rubaiat... que tanto le gustaba.

Obrita a la duda de Viviana Herrera,
"Hablo, pero no puedo afirmar nada;
buscaré siempre, dudaré con frecuencia
y desconfiaré de mí mismo" (Cicerón).
"No menos que el saber me place el dudar".
(Dante Alighieri).
"La duda es uno de los nombres
de la inteligencia", (JLBorges).



 Rincón de lectura, 
de siestas surrealistas...


Mi hermana Catalina me regaló el vinílico
 y nunca como a fin de año que acaba de pasar
supe bailar bajo la lluvia.

La escritura, contra la pared.

Como en Finca Vigía ...














Máquina de escribir regalo de mi amiga Mapi,
como las iguanas en madera que adornan las paredes.







Duende que recibe y despide en el bosque,


dueño de casa,
protector del mundo propio, propio,
aquel que ni en la cárcel pueden encerrarte.













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